22/12/16

Jesús, tu amigo secreto.


Quisiera contarle una pequeña historia querido lector, una historia que es cotidiana y recurrente: el jugar al amigo secreto en vísperas de Navidad.

Una tarde de diciembre, luego de haberme esmerado por ser un amigo secreto decente (vale decir, regalar algunas cosas con cierto valor y dejar una que otra frase positiva) recibí una nota simple con un caramelo de limón. El papelito decía “ten un buen día”, me indigné; ¿un caramelo de limón?, la verdad me sentía desilusionado, otro año más que en el juego del amigo secreto recibiría un regalo comprado al azar y sin ningún interés. Fue así que con mi naturaleza más humana me dije: “¿por qué me voy a esmerar entonces, si voy a recibir cualquier cosa?” 

No faltó mucho para que llegara el día de la entrega de regalos, todos estaban reunidos y uno a uno se iban entregando sus obsequios. En eso se me acerca el practicante de mi área, y me entrega un libro diciéndome: "disculpa que no haya podido tener detalles como los demás, pero estaba ahorrando para este libro que sabía lo estabas esperando". Me quedé con la boca abierta.

Querido lector, Jesús juega al amigo secreto todo el tiempo, nos regala papas calientes, nos entrega retos que no entendemos, permite dificultades que no deseamos, pero que forman parte de un gran rompecabezas, que, mirado desde su amor, es el regalo que tanto estábamos esperando y más. No cometamos el error de despreciar las pruebas de Dios, sus pequeños regalos, aceptémoslos con el alma dispuesta.

No nos desalentemos cuando no entendamos los regalos de Dios, formemos un corazón con ganas de dar, es nuestra oportunidad para evangelizar y evenagelizarnos creativamente, con mente fresca, entreguémonos con lo mejor. Seamos más conscientes de que dar nos da felicidad, que recibir lo que Dios nos manda es una manera de no quedarnos en nuestro estado de confort, sino que es una inyección de energía, para hacer crecer nuestra fe en ÉL.

¿Quieres que Jesús sea siempre tu amigo secreto?

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